18 ago 2016

NEPAL Y KATHMANDÚ, El Valle Medieval del Himalaya.





Nepal es uno de los pocos países que todavía nos puede ofrecer la grandeza de su pasado. El valle de Katmandú es un auténtico museo al aire libre con tres ciudades medievales, todas con sus plazas reales (Durbar) sus templos, sus pagodas y sus estupas.
El país de los dioses se yergue a los pies de la cordillera del Hi­malaya, por esta razón tanto los hindúes como los budistas lo han conocido como la “escalera de los dioses”, debido a que en Nepal todas las grandes montañas son sagradas y tienen nom­bres de las deidades del panteón hindú. De las diez montañas del Himalaya que superan los 8.000 m de altitud, ocho se en­cuentran en Nepal (algunas en sus fronteras), incluido el famoso Everest conocido por los nepalíes como SagarMatha, el “Reino de los Cielos” y por los tibetanos como ChomoLungma, la “Ma­dre del Universo”.
El valle de Kathmandú es el epicentro cultural del país, espe­cialmente sus ciudades medievales Donde la arquitectura hin­dú y budista, las tradiciones y ritos ancestrales, así como los nu­merosos festejos, se mezclan con la vida cotidiana. Su capital, Kathmandú es un crisol de razas, lenguas, cofradías, credos y bazares, un teatro vivo cuyo decorado son las construcciones medievales de ladrillo, piedra y metal, palacios, templos y pago­das, en sus numerosas plazas, y todo ello con el telón de fondo de los Himalayas. 


Lo más destacable del importante patrimonio arquitectónico nepalí son sus innumerables templos y palacios de estilo newari, siendo las pagodas con sus tejados superpuestos la construcción más representativa. Se cree que este estilo fue exportado a Chi­na y Extremo Oriente por el célebre arquitecto Arniko, quien a finales del siglo XIII viajó a China, donde estuvo al servicio de la dinastía Ming.
Algo que favoreció mucho al desarrollo artístico del pueblo ne­palí fue la rivalidad que surgió entre las ciudades-estado del valle de Kathmandú durante el periodo Malla. Kathmandú, Patan y Bhaktapur se esforzaron en tener los templos y palacios más bellos del país, floreciendo la talla de madera y piedra así como el trabajo del metal y la terracota; se considera a este periodo como la edad de oro del arte nepalí.
Dentro del valle se encuentran otras dos capitales medievales, Patan y Bhadgaon, pueblos con gran encanto como Kirtipur, y lugares má­gicos como los estupas de Bodhnath y Swayambunath, o sagrados para los peregrinos que vienen de India como Pashupatinath.
Patan y Bhadgaon, también conocidas como Lalitpur y Bhakta­pur tienen mejor conservados sus cascos antiguos que la misma Plaza Durbar de Kathmandú, siendo en realidad más completas y precisándose más tiempo para visitarlas. Sus plazas, pagodas, tem­plos, monasterios, y estupas nos transportan a su glorioso pasado.




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