30 oct 2015

El Machu Picchu en Perú, el Palacio de los Incas

Machu Picchu se alza a 2.430 m sobre el nivel del mar en un paraje de gran belleza, en medio de un bosque tropical de montaña. La ciudad fue, probablemente, la más asombrosa realización urbana del Imperio inca en su apogeo. Da la impresión de que sus gigantescas murallas, terrazas y rampas hubieran sido esculpidas naturalmente en las escarpaduras de la roca. El marco natural, en la vertiente oriental de los Andes, abarca la parte superior de la cuenca del Amazonas, con su rica diversidad de flora y fauna.


Situado en la pendiente de una montaña granítica desgastada por la erosión que domina un meandro del río Urubamba, Machu Picchu es un yacimiento arqueológico de renombre mundial. Su construcción, realizada siguiendo un plan muy riguroso, constituye una de las más espectaculares realizaciones de los incas, la mayor civilización de las Américas antes de la llegada de los europeos.
  
El santuario histórico de Machu Picchu abarca 325 km² en uno de los territorios montañosos de los Andes peruanos más atractivos desde el punto de vista paisajístico. Fue el último baluarte de los incas, con una importancia arquitectónica y arqueológica superlativas, sigue siendo uno de los lugares más importantes de Latinoamérica desde el punto de vista cultural. El trabajo en piedra constituye un ejemplo de primer orden de la utilización de la materia prima natural para lograr una extraordinaria arquitectura totalmente acorde con su entorno. Los valles circundantes han sido cultivados continuamente desde hace más de 1.000 años, una de las muestras más duraderas de una relación productiva entre el hombre y la tierra.

La población de los alrededores de Machu Picchu continúa viviendo casi de la misma manera que sus antepasados incas, con una dieta basada en las patatas, el maíz y las llamas. Machu Picchu constituye también un hábitat seguro para algunas especies amenazadas, como el oso de anteojos.


14 oct 2015

WHALEWATCHING AUSTRALIA Y NUEVA ZELANDA, los mejores lugares para ver ballenas

El extenso perímetro de la isla de Australia te permite en varias puntos de su costa la posibilidad de avistar cetaceos. Durante el invierno puedes ver pasar a las ballenas jorobadas en su migración hacia el norte, en Byron Bay y la bahía de Hervey. Maravíllate al ver su compleja comunicación acrobática y al escuchar el evocador canto submarino de los machos con un hidrófono. Ve a las lentas y gráciles ballenas francas australes nadar hacia la Costa Occidental de Australia, desde la bahía de Geographe, Dunsborough y Albany. O descubre a estas criaturas, desde el santuario de ballenas de Cabo de Bight o Victor Harbor, en Australia Meridional. Contémplalas aparearse y dar a luz en las aguas del criadero de Warrnambool o llegar desde las frías aguas antárticas junto a ballenas jorobadas en la pintoresca bahía Great Oyster, de Tasmania. Desde finales de abril, las ballenas francas australes viajan a las aguas más templadas de la zona de cría, en las costas de Australia Meridional y Victoria. Mientras tanto, las enérgicas ballenas jorobadas continúan más el norte, hacia aguas tropicales más templadas, a lo largo de las costas occidental y oriental. Lo que significa que, entre mayo y noviembre, podrás ver a estos majestuosos mamíferos en los diferentes lugares de avistamiento a lo largo de la costa australiana. 


 En Australia Occidental, desde principios de junio podrás ver ballenas jorobadas y ballenas francas australes nadar tranquilamente en la bahía de Flinders, en Augusta. También puedes dirigirte a Dunsborough en septiembre, donde las poco frecuentes ballenas azules y sus ballenatos se juntan con los delfines mular, en Geographe Bay. Por estas aguas también nadan ballenas francas australes, jorobadas y pigmeas durante su migración hacia el norte. Descúbralas desde el faro del cabo Naturaliste o acércate más en un crucero de avistamiento. Más hacia el sur, la rugosa costa de Albany, crea otros pintorescos miradores. Entre julio y octubre, descubre ballenas francas australes, y observe el apareamiento y alumbramiento de las ballenas jorobadas, en los grandes y verdes mares de King George Sound. 


 En la costa de Queensland se pueden observar ballenas jorobadas en la bahía de Hervey, entre finales de julio y principios de noviembre. Es la capital de los avistamientos de ballenas de Australia, pero también obtendrás una estupenda vista desde Point Lookout en North Stradboke Island, cerca de Brisbane. Desde Mooloolaba, en la Costa Sunshine o la Costa Dorada, los avistamientos comienzan tan sólo 20 minutos después de dejar la orilla. También puedes ir a Port Douglas para encontrarte con los rorcuales aliblancos de la Gran Barrera de Coral.
La isla de Tasmania es otro lugar destacado. Desde mayo, puedes ver ballenas jorobadas y ballenas francas australes bordeando la costa por las claras aguas turquesa de la bahía Great Oyster, en la península de Freycinet. Al ver paisajes como bosques, acantilados de granito rosa y blancas playas, podrás entender por qué las ballenas francas australes permanecen en la zona durante largos periodos. Otro enclave para ver algunas ballenas con sus ballenatos es Mercury Passage, junto a Maria Island, y la salvaje y bella Bruny Island. Aquí, en Adventure Bay, es donde los avistamientos son más frecuentes.
Las costas de Nueva Zelanda te permiten avistar a los cachalotes. Kaikoura, en la costa este de la Isla Sur, es el principal centro para la observación de ballenas en Nueva Zelanda y es uno de los pocos lugares en el mundo donde puedes ver fácilmente a la más grande de las ballenas dentadas, el cachalote. La población residente de cachalotes en Kaikoura se puede ver durante todo el año. Las orcas las puedes ver a partir de diciembre a marzo, y las ballenas jorobadas en junio y julio. Varias especies de delfines se ven casi a diario en la zona. Nueva Zelanda tiene muchas especies de delfines y nadar con delfines es considerado una de las mejores experiencias. De las especies, está el delfín común, el delfín mular, el delfín oscuro o de Fitzroy y el delfín de Héctor.


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