La
foca leopardo o leopardo marino (Hydrurga leptonyx) es la
segunda especie de foca más grande del Antártico. Es reconocida
habitualmente por ser un animal agresivo, solitario y el principal
depredador del pingüino emperador. La parte ventral de su cuello es
blanquecina con puntos negros que le dan el nombre y que se extienden
por el pecho. Sus sentidos de la vista y el olfato están muy
desarrollados, lo que se une su forma hidrodinámica, para convertir
esta especie en un depredador terrible.
Su impresionante cabeza hace fácil
diferenciar del resto de las focas ya que tiene forma alargada y una
boca enorme. Las poderosísimas mandíbulas pueden abrirse en un
ángulo de hasta 160º lo que le permite morder presas muy grandes.
La foca leopardo tiene dientes puntiagudos y caninos largos y
curvados hacia atrás, rasgos ambos bien adaptados para sujetar
firmemente a su presa. Los molares que también son afilados, pueden
engranar entre sí, lo que le permite filtrar krill del agua del mar.
A diferencia de sus parientes terrestres, la foca leopardo no tiene
muelas carniceras, lo que significa que sus dientes no encajan muy
bien entre sí de una manera que le permita cortar limpiamente la
carne.
Es especialmente común en el
hemisferio sur en las aguas frías y a lo largo de la costa de la
Antártida y la mayoría de islas subantárticas, pero también se la
puede encontrar en las costas del sur de Australia, Tasmania,
Sudáfrica, Nueva Zelanda, la isla de Lord Howe, la Tierra del Fuego,
las islas Cook y la costa atlántica de Sudamérica.
A
diferencia de otros focas que paren en colonias, la leopardo lo hace
sola.
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