Toda
la población oriental de Norteamérica, compuesta por varios cientos
de millones de
Mariposas Monarca (Danaus plexippus), migran cada año durante el otoño desde el sur de Canadá en un viaje de 5.000 kilómetros, la duración en ambos sentidos misteriosamente excede su propio ciclo de vida. Sus áreas de hibernación de noviembre a marzo, lejos de los fríos del norte del continente americano, están ubicadas en sólo unas pocas hectáreas en una cordillera mexicana, en el estado de Michoacán, que han sido declaradas Reserva de la Biosfera y Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO. Incapaces de volar debido a las bajas temperaturas, forman aglomeraciones espesas en su árbol preferido el abeto religioso o "oyameles" (Abies religiosa), y a menudo cubren el árbol completamente. Pero cuando el sol de la mañana ha calentado lo suficiente a las mariposas, millones de ellas abren sus alas para levantar vuelo: Un espectáculo absolutamente increíble!
Mariposas Monarca (Danaus plexippus), migran cada año durante el otoño desde el sur de Canadá en un viaje de 5.000 kilómetros, la duración en ambos sentidos misteriosamente excede su propio ciclo de vida. Sus áreas de hibernación de noviembre a marzo, lejos de los fríos del norte del continente americano, están ubicadas en sólo unas pocas hectáreas en una cordillera mexicana, en el estado de Michoacán, que han sido declaradas Reserva de la Biosfera y Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO. Incapaces de volar debido a las bajas temperaturas, forman aglomeraciones espesas en su árbol preferido el abeto religioso o "oyameles" (Abies religiosa), y a menudo cubren el árbol completamente. Pero cuando el sol de la mañana ha calentado lo suficiente a las mariposas, millones de ellas abren sus alas para levantar vuelo: Un espectáculo absolutamente increíble!
Con la llegada de la primavera, estas
vistosas mariposas migran de nuevo hacia el norte en busca de sus
plantas nutricias, especies del género Asclepias que segregan
una leche blanca que las sirve de alimento. Mientras viajan, las
hembras ponen huevos y mueren, y las nuevas generaciones continúan
el viaje. Para cuando lleguen a su destino final, las mariposas serán
descendientes de la 2 ª, 3 ª o incluso 4 ª generación de las que
partieron desde el sur.
Al
parecer, esta migración se desencadena por cambios en la luz del día
y la temperatura, y existe un componente genético que permite a la
descendencia heredar las rutas de vuelo, ya que ninguna mariposa hace
nunca el viaje dos veces.
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