El
oso polar u oso blanco
(Ursus
maritimus)
es una especie de mamífero carnívoro de la familia de los osos.
Vive en el medio polar y zonas heladas del Hemisferio Norte.
Los
osos polares son típicamente solitarios, y machos y hembras sólo se
juntan para aparearse unos pocos días a finales de invierno o a
principios de primavera. Las hembras preñadas pasan el invierno en
oseras cavadas en la nieve, a unos pocos kilómetros de la línea de
costa, donde paren dos o tres diminutas crías.
Los
oseznos nacen con pelaje, pero con los ojos cerrados, y a veces sólo
pesan 600 g. La hembra permanece en hibernación, amamantando a sus
crías hasta el abril. Cuando la joven familia sale de la osera, los
oseznos ya suelen pesar 10-15 kg; permanecen con su madre los dos o
tres años siguientes, periodo durante el cual ella les enseña a
cazar y les protege de cualquier peligro. Los adultos son buenos
nadadores pero las crías pequeñas se ahogan fácilmente, y de ahí
que los pequeños permanezcan sobre el hielo sólido.
Aunque
la presa principal del oso polar es la foca ocelada y, a veces, la
barbuda, come casi todo lo que puede matar, desde peces y crías de
aves hasta caribúes y crías de morsa y ballenas. Para cazar suele
quedarse muy quieto junto a un agujero de hielo donde las focas salen
a respirar. Cuando aparece una foca, el oso la golpea con su zarpa
anterior, la arrastra hacia el hielo y le muerde la cabeza. En la
superficie del hielo, el oso polar confia en su magnífico camuflaje
para recechar las focas que descansan. Se arrastra tan cerca como
puede y cuando las tiene al alcance, corre a unos 45 km/h. Aún así,
pocas veces tiene éxito en la caza, y de ahí la importancia de la
carroña.
Los
cadáveres de focas a orillas del mar, o de caribúes o de bueyes
almizcleros en tierra, son una importante fuente alimenticia. Tiene
un excelente olfato y puede detectar carroña desde muy lejos.
Su
intestino está adaptado para digerir la grasa de mamíferos marinos.
Los jóvenes comen la carne de las focas, mientras que los adultos
prefieren la grasa. Aunque es el más carnívoro de los osos y
depende de la grasa de mamíferos marinos para obtener gran parte de
su energía, el oso polar es un omnívoro muy oportunista y en épocas
de escasez no duda en comer bayas, algas gigantes y basuras.
La UICN considera que
el número de osos polares se ha reducido en al menos un 30% en los
últimos 45 años. Para 2088 la población se calculaba entre 20.000
y 25.000 individuos. El 60% de los ejemplares se encuentran en
Canadá. Las amenazas
más modernas las constituyen la acumulación de contaminantes en el
hielo y la atmósfera árticos y el calentamiento que está afectando
su ecosistema.