Galileo
Galilei
las bautizó en 1619 como aurora borealis, tomando el nombre de la
diosa griega del amanecer, Aurora,
y el de su hijo Bóreas,
el viento del norte, para definir un prodigio espectacular que
atemorizó a nuestros antepasados y que dejo fascinados a los
primeros navegantes europeos que empezaron a surcar el Ártico por el
siglo XVI.
Para
tener las máximas posibilidades de ver las auroras boreales, lo
mejor es dirigirse al Norte de Noruega o al archipiélago de Svalbard
entre finales de otoño y principios de primavera. Teóricamente, se
puede observar la aurora boreal en toda Noruega. Sin embargo, los
mejores lugares están por encima del Círculo Polar Ártico en el
Norte de Noruega o las Islas Svalbard.
Las
posibilidades de verla son mayores entre el equinoccio de otoño y el
de primavera (del
21 de septiembre
al 21
de marzo).
La aurora boreal es más frecuente a finales
de otoño e invierno,
y los meses más adecuados para verla son octubre, febrero y marzo
teniendo esta su mayor frecuencia entre las 6 de la tarde y la 1 de
la madrugada.
Sin embargo en los
siguientes lugares también se puede disfrutar de este espectáculo
luminoso: Reikiavik (Islandia), Ivalo (Finlandia), Kiruna (Suecia),
Tromso (Noruega), Shetland (Reino Unido), Fairbanks (Alaska),
Yellowknife (Canadá) y con un poco de suerte incluso desde el
extremo Norte de Escocia.
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