1. PARQUE NACIONAL DE
FUJI-HAKONE-IZU
Los más de 1.200
kilómetros cuadrados de superficie del Parque Fuji-Hakone-Izu se
extienden por las prefecturas de Yamanashi, Shizuoka, Kanagawa y la zona
metropolitana de Tokio. Reconocido como Patrimonio Mundial en 2013, este parque
es el más visitado de Japón y reúne algunos de los tesoros naturales del país:
las fuentes termales de Hakone, la región de los Cinco Lagos, y el legendario
monte Fuji, la cima más alta de Japón (3.776 metros).
2. VALLE DE OWAKUDANI
Dentro del parque de
Hakone se encuentra el valle volcánico de Owakudani, uno de los paisajes
más originales de Japón, también conocido como el ‘Gran Valle Ardiente’ por su
aspecto desértico y los vapores que emanan del suelo. Es muy popular entre los
japoneses gracias a sus huevos cocidos en sus pozos sulfurosos, que son negros
por fuera y se supone que otorgan salud al que los prueba. Desde el teleférico
que va de Sounzan a Togendai se tiene acceso a las vistas de su cráter.
3. JARDINES DE KENROKUEN
Considerados unos de
los jardines paisajísticos más hermosos de Japón, los de Kenrokuen,
ubicados en la ciudad de Kanazawa (prefectura de Ishikawa), se desarrollaron
desde la década de 1620 hasta la de 1840, y fueron abiertos por primera vez al
público en 1871. Repletos de agua, puentes, casas de té y miradores, ofrecen
una variedad de árboles florecientes que otorgan una mirada diferente a los
visitantes con cada estación del año.
4. PARQUE RITSURIN
Una visita
al parque Ritsurin, un jardín tradicional de la época Edo, supone una
inmersión total en la atmósfera zen. Construido en 1642 por orden del clan
Ikoma en la ciudad de Takamatsu (prefectura de Kagawa), el parque era en sus
orígenes un simple lago ornamental con el monte Shiun-zan de fondo. Tras casi
un siglo de trabajo los estanques, colinas boscosas, pabellones y puentes le
otorgaron una dimensión de entorno natural infinito. En el corazón del jardín
está el Museo de Arte Popular Sanuki, con objetos preciosos de la región.
