CENAR EN LA TORRE EIFFEL
Merece la pena contemplar la Torre Eiffel desde
Trocadero y después acercarse caminando para cenar en el corazón del emblema de
París. En la segunda planta se encuentra el restaurante Jules Verne, comandado por el prestigioso
chef francés Alain Ducasse, ganador de varias estrellas Michelin. Es necesario
reservar mesa con meses de antelación. En la primera planta, un poco más
asequible, está 58 Tour Eiffel.
NAVEGAR POR EL SENA (CON O SIN CENA)
El río Sena es un símbolo del
romanticismo que los parisinos han sabido aprovechar. A lo largo de todo el día
se realizan cruceros por el río en grupo, y al caer la noche se ofrece la
opción de cenar a bordo de un barco, con velas y música, contemplando los monumentos
que se van presentando a cada lado del río.
RECORRER PARÍS EN UN 2CV
Subirse en el coche francés más legendario, un dos caballos, y recorrer los Campos
Elíseos, el Arco del Triunfo, Trocadero, la Ópera Garnier…, ya sea de día o por
la noche para ver así la ciudad iluminada. El recorrido puede incluir una
botella de champán, o un combinado con cena en un barco por el Sena o
espectáculo en Moulin Rouge.
PASAR UNA NOCHE EN LA ÓPERA
El Palais Garnier, obra maestra de la arquitectura del siglo XIX, inspiró
la novela ‘El fantasma de la ópera’, convertida después en musical. Ver uno de
sus espectáculos es el mejor plan para aprovechar la oferta cultural de París.
Los mejores músicos del género, como María Callas, han pasado por las tablas de
la famosa Ópera. Además hay numerosos espectáculos de ballet. En el edificio
destaca el techo del auditorio, pintado por Marc Chagall, y la lámpara de
araña.
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