Torre d'en Valls
Entre las playas de Canal d'en Marti y Cala Boix,
en la península de Cap Roig (Santa Eulària des Riu), resiste una de las torres
de vigilancia que se erigieron en los puntos costeros del Mediterráneo. En
Ibiza se levantaron siete desde el siglo XVI hasta el XVIII. Torre d'en Valls
fue ordenada construir con el objetivo de alertar a la población de los ataques
y saqueos de los piratas.
Su actual apariencia se debe a una reconstrucción
que terminó en 1982, después de años en estado ruinoso a causa de una explosión
que destruyó parte de la edificación.
Es Amunts
Es Amunts es una zona montañosa que ocupa gran
parte de la costa noroeste de Ibiza, desde la localidad de Sant Antoni de
Portmany hasta Sant Joan de Labritja, donde aún se conserva el paisaje, la
arquitectura y las costumbres tradicionales de la isla. Se trata de la mayor
área protegida de la Ibiza –ocupa casi un cuarto–, un espacio natural con
frondosos bosques y extensas zonas de tierra arcillosa que favorecen el cultivo
en su interior, así como tramos costeros rocosos con apacibles calas.
Su paisaje de olivos, almendros y viñedos es ideal
para los amantes del senderismo. A pie también se accede a la Cala d'Aubarca,
una de las calas casi vírgenes que se esconden en el entorno. Mientras se
explora esta zona, es posible avistar numerosas aves que sobrevuelan los
acantilados.
A su riqueza natural hay que sumar interesantes
atractivos culturales como la Torre des Molar, el poblado de Sant Llorenç de Balàfia,
las pinturas rupestres de la cueva de Sa Cova des Vi y la iglesia de Santa
Agnès.
Necrópolis de Puig des Molins
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la
Unesco, es el cementerio mejor conservado del Mediterráneo occidental. Fue
fundada en el siglo VII a. C. por los fenicios en el centro de lo que hoy es la
actual ciudad de Ibiza. Siguiendo las costumbres fenicias, mientras los vivos
se concentraban en el centro urbano, la ciudad de los muertos estaba a unos
pasos. Desde el exterior se pueden ver 340 sepulturas, pero se calcula que
puede haber unas 3.000.
La visita se completa con la entrada al Museo
Arqueológico de Puig des Molins, extensión del de Dalt Vila, donde se muestran
importantes restos fenicios, cartagineses y romanos que se encontraron en las
cámaras funerarias: collares, útiles de bronce y plomo, proyectiles, amuletos y
monedas.
Un domingo al mes se organizan visitas
teatralizadas. Durante este paseo por la historia ibicenca, los asistentes
contemplan los diferentes rituales funerarios que llevaban a cabo en el
yacimiento los fenicios, cartagineses y romanos.
Dalt Vila
Situada sobre un pequeño monte, es el principal
reclamo turístico de Ibiza capital y su corazón. La antigua ciudad amurallada
(Dalt Vila) que protegía de ataques piratas es hoy la fortaleza costera mejor
conservada del Mediterráneo. Cuenta con varias puertas de entrada, siendo el
portal de ses Taules la principal. Ubicada frente al animado barrio de la
Marina, da acceso al patio de armas y, a continuación, a la Plaza de la Vila,
llena de restaurantes, tiendas de artesanía y galerías de arte.
Cruzar las puertas del casco antiguo de Ibiza
significa un viaje al pasado en el que contemplar la catedral de Santa María de
las Nieves, de estilo gótico en sus orígenes y barroca tras sucesivas reformas;
el ayuntamiento –antiguo convento de los dominicos–, desde donde se vislumbra
toda la ciudad, y los baluartes renacentistas del siglo XVI.
También aquí se puede visitar el Museo
Arqueológico de Ibiza y Formentera (MAEF), con una exposición permanente de
piezas que reúnen más de tres mil años de historia de las dos islas.
Parque Natural de Ses Salines
Playas de arena blanca, praderas submarinas de
Posidonia oceánica, interminables dunas… estos y otros muchos atractivos
naturales convierten a este parque en un destino ineludible. Su territorio se
extiende por el sur de Ibiza y el norte de Formentera – 1.786 hectáreas
terrestres y 13.611 marinas–, ocupando también el brazo de mar que las separa.
Durante siglos, las salinas de Ibiza fueron unas de las más importantes del
Mediterráneo. Además, en este entorno se sigue extrayendo sal por los métodos
tradicionales, como hacían los primeros pobladores de la isla.
Gracias a las inmensas praderas de Posidonia
oceánica que cubren el fondo marino, Ses Salines ofrece la posibilidad de
practicar submarinismo en aguas cristalinas.
Bañarse en las playas de la zona también es una
buena opción para aquellos que buscan sol y relax. Dentro del parque se
encuentran Es Codolar, Ses Illetes, Es Cavallet y Ses Salines.
Los visitantes también pueden avistar las más de
210 especies de aves –principalmente garzas y flamencos– que anidan en sus
humedales.
Existen cuatro itinerarios habilitados para
recorrer el parque –a pie o en bicicleta–. También es una opción muy recomendable,
sobre todo para las familias con niños, visitar el centro de interpretación de
Sant Francesc de s'Estany.
Yacimiento fenicio de Sa Caleta
Una pequeña península en la costa sur (Sant Josep)
acoge el asentamiento fenicio más antiguo de la isla, que se remonta al siglo
XVIII a.C. Se trata del descubrimiento arqueológico más importante de las
últimas décadas en las islas pitiusas, y es Patrimonio de la Humanidad desde
1999.
Muy parecido a los poblados urbanos que fundaron
los fenicios al sur de la península, en sus más de cuatro hectáreas de
superficie se construyeron diferentes barrios y casas separadas por sinuosos
callejones y algunas plazas. Tras 50 años en este asentamiento, la mayoría de
sus habitantes, que eran buscadores de metales, se trasladaron a lo que hoy
conocemos como la ciudad de Ibiza.
Hasta nuestros días ha llegado el barrio sur,
donde se pueden apreciar hornos para la cocción del pan. También se han
encontrado en la zona restos cerámicos, utensilios de cocina, anzuelos de pesca
de bronce, piezas telares y molinos de piedra.
Reserva Natural de es Vedrà, es Vedranell y los
islotes de Poniente
En la zona suroeste de la isla (Sant Josep de sa
Talaia) hace acto de presencia esta reserva natural que aúna una gran variedad
de fauna y flora, un yacimiento arqueológico –Ses Païsses de Cala d'Hort–, la
torre de vigilancia des Savinar (o del Pirata), numerosas casas payesas, playas
vírgenes y abruptos acantilados.
El islote de Es Vedrà se ha convertido en el gran
reclamo turístico de la reserva, no obstante su visita está restringida debido
a su alto valor ecológico –alberga numerosas especies endémicas–. Solo pueden
acceder aquellos visitantes que obtengan un permiso especial. Para el resto,
existen dos opciones: hacer una excursión en barco y recorrer por mar sus más
de cuatro kilómetros de perímetro, o contemplarlo –sobre todo al atardecer–
desde alguno de los puntos costeros próximos (Cala d'Hort, Torre des Savinar y
Cap Llentrisca).
Es Vedrá es la imagen más icónica de Ibiza, en
parte gracias a las misteriosas leyendas que lo acompañan, y que incluyen
avistamientos de ovnis y apariciones marianas.
En la reserva se encuentra también el monte Sa
Talaia, el punto más alto de la isla (485 metros). Ascender hasta su cima
permite contemplar una panorámica de casi toda Ibiza.