NATURALEZA Y
AVENTURA
1. Avistar tortugas, ballenas
y delfines
En Costa Rica
habitan más de 6.700 especies marinas, de las cuales 90 solo existen aquí.
Gracias al fenómeno oceanográfico Domo Térmico se genera gran cantidad de
plancton que atrae a ballenas, tiburones, delfines y tortugas. Así, de
septiembre a enero se pueden ver ballenas jorobadas y mantas diablo en el golfo
del Papagayo, y delfines en las Islas Murciélago. En Costa Rica se encuentran
algunas de las playas de anidación de tortugas más importantes del mundo.
Tortugas de cinco especies –lora, baula, verde, carey y cabezona– realizan este
rito milenario en playas como Ostional.
2. Conocer la historia de sus
majestuosos volcanes
Como forma
parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, Costa Rica alberga más de 200
formaciones volcánicas identificadas. Con 65 millones de años a sus espaldas,
tan solo un centenar mantienen algún signo de actividad. Para encontrarlos hay
que dirigirse a las Tierras Altas Centrales y al norte del país. De todos
ellos, Arenal e Irazú (el más alto) están entre los más visitados. En el primero
se puede contemplar su actividad tanto de día como de noche, y recorrer sus
senderos para observar la flora y fauna del parque. Volcanes activos como
Turrialba, Poás y Rincón de la Vieja puede visitarse sin riego alguno,
respetando los anillos de seguridad.
3. Volar como un pájaro en un
canopy tour
En los años 90
se creó en Costa Rica una nueva forma de aunar aventura y naturaleza. El canopy
tour permite sentir que se vuela entre los árboles para explorar la gran
biodiversidad del bosque nuboso costarricense. ¿Cómo? Gracias a un sistema de
cables que pueden medir hasta 700 metros de largo y que finalizan en
plataformas de madera instaladas en las copas de los árboles. Este sistema se
ha ido adaptando a todo tipo de paisajes (cañones, cascadas, ríos y otros tipos
de bosques) y exportado a otros países de Latinoamérica, repercutiendo lo
mínimo posible en la vegetación. En Costa Rica, uno de los lugares más famosos
para practicar canopy es el bosque nuboso de Monteverde.
4. Contemplar el cielo en la
Tierra: río Celeste
El responsable
del llamativo color entre azul y turquesa de este río y de su majestuosa
catarata, perteneciente al Parque Nacional Volcán Tenorio, es el sílice
coloidal. El Río Celeste es una de las visitas obligatorias en Costa Rica, ya que
combina naturaleza, aventura y actividades geológicas. Entre los puntos más
llamativos están la catarata con 30 metros de caída y la zona del Teñidero,
donde las aguas se tiñen de un turquesa que recuerda al cielo. El río se puede
recorrer practicando ‘tubbing’.
5. Avistar un quetzal en San
Gerardo de Dota
Este ave de
unos 40 centímetros y de llamativos colores –rojo y verde– es una de las
imágenes más icónicas de Costa Rica y una especie amenazada según la IUCN
(International Union for Conservation of Nature). El mejor lugar para
avistarlos es el Parque Nacional de los Quetzales, en el distrito Copey y en
San Gerardo de Dota. Se encuentra a 76 kilómetros al sur de San José y es un
bosque nuboso en el que también habitan otras especies de flora y fauna
endémica.
CULTURA
1. Visitar un poblado
indígena
Cabécares,
guaymíes y borucas son algunos de los grupos indígenas que aún habitan en el
Pacífico Sur. Viven en reservas y algunas de ellas, como la del pueblo de Boruca,
puede visitarse ya que cuenta con un museo comunitario indígena que muestra sus
tradiciones y costumbres. A poca distancia del pueblo hay unas cataratas que
estos indígenas consideran un lugar sagrado. Un buen momento para conocer a los
borucas es en diciembre, cuando celebran la Fiesta de Los Diablitos, una
representación de la lucha a muerte que se vivió cuando los españoles
invadieron estos territorios.
2. Pasear por el centro de
San José
En barrios de San
José como Amón, las antiguas mansiones coloniales se han reconvertido en
galerías de arte o pequeños hoteles con encanto. Un buen ejemplo de cómo la
cultura ha sido y es uno de los grandes potenciales de la capital de Costa
Rica. Con una temperatura media muy agradable durante todo el año, cuenta con
varios parques y espacios al aire libre como el Parque Nacional y el Parque
Metropolitano La sabana, mercados como el Central o el Nacional de Artesanía y
una variada oferta gastronómica como la del barrio Escalante.
3. Aprender a pintar carretas
en Sarchí
Situado en el
centro del país y a una hora por carretera desde San José, Sarchí (perteneciente
a la provincia de Alajuela) es conocido por su artesanía, principalmente en
madera. Bandejas, cajas y figuras decorativas que se venden en las decenas de
tiendas del pueblo. El objeto estrella son sus carros de bueyes, construidos
artesanalmente y vendidos por todo el país. De llamativos colores y
decoraciones, son uno de los símbolos nacionales, y en los talleres del pueblo
se enseña cómo pintarlas.
4. Descubrir la cultura
afrocaribeña en Puerto Viejo
Puerto Viejo de
Talamanca, como buena parte de la zona caribeña de Costa Rica, se caracteriza
por una herencia cultural basada tanto en raíces africanas como indígenas. Un
legado que influye en su gastronomía con platos como el arroz con frijoles, en
su música con el ritmo del Calipso y en sus costumbres, así como en las
coloridas casas de este pueblo costero del extremo sureste del país.
5. Tocar la marimba,
instrumento tico
Conocida como
el piano de América, la marimba es el instrumento musical nacional de Costa
Rica. Un emblema que representa el espíritu pacífico del pueblo costarricense.
Este instrumento de percusión comenzó a usarse en el país a finales del siglo
XVIII, aunque su origen no está muy claro. Actualmente se utilizan para
canciones y bailes folklóricos en fiestas patronales como las de Santo Cristo
de Esquipulas (del 14 al 18 de enero) y en las escuelas. En todo el país se
trabaja para mantener el patrimonio intangible de los marimbistas –quienes las
hacen– y los marimberos –quienes las tocan–.
6. Vivir alguna de las
fiestas tradicionales del país
Muchas de las
celebraciones de Costa Rica tienen que ver con festividades religiosas, como La
Romería, una caminata hacia la Basílica de los Ángeles (Cartago) la víspera del
2 de agosto, festividad de la celebración litúrgica de la patrona del país.
Pero también hay rituales paganos como los Carnavales de Limón, que se
organizan en la semana del 12 de octubre, para conmemorar el Día de las
Culturas. Se organizan desfiles de comparsas y carrozas, conciertos... Es un
evento de gran interés turístico.
RELAX Y WELLNESS
1. Relajarse en aguas
termales
Muchos de los
parques nacionales del país cuentan con espacios de aguas termales. Es el caso
del Parque Nacional Volcán Arenal, con aguas ricas en minerales asociados a la
salud. Las aguas del río Tabacón alcanzan los 37 grados, por lo que se han
construido espacios turísticos a su alrededor. También en Tenorio, el valle de
Orosí o el Rincón de la Vieja. Cerca del pueblo de Guayabo hay aguas termales
amarillentas, cargadas de minerales volcánicos.
2. Disfrutar en un ‘ecolodge’
En su
compromiso por el respeto a la naturaleza, Costa Rica apuesta por un turismo
sostenible en el que los ‘ecolodges’ están tomando un papel fundamental.
Algunos de ellos están construidos en mitad de reservas naturales, como la
Península de Osa, pero perfectamente integrados con el entorno y bajo un
compromiso de bajos residuos. Alojamientos sencillos, pero con todas las
comodidades para el viajero, que contribuyen al ecoturismo por el que apuesta
el país y que benefician a las comunidades locales.
3. Contemplar sus decenas de
cascadas
La Catarata de
la Paz, con sus 37 metros de caída, puede considerarse la más famosa de Costa
Rica. Se encuentra en una zona de bosque húmedo conservada como área ecológica
privada. Aunque el baño está prohibido por la gran potencia del agua, cuenta
con un recorrido por senderos y plataformas de observación.
Las de Montezuma
(península de Nicoya) son tres cascadas con una caída de 20 metros y terminan
en una piscina natural rodeada de vegetación.
GASTRONOMÍA
1. Aprender todo sobre el
mejor café del mundo
Costa Rica fue
el primer país de Centroamérica en establecer una industria cafetera a principios
del siglo XIX. Hoy en día, el 100% del café costarricense es de la especie
arábica; concretamente de las variedades Caturra y Catuaí. Se cultiva en suelos
de origen volcánico con poca acidez como en Hojancha (Guanacaste), y muchas de
las plantaciones se encuentran a más de 1.000 metros de altitud. Estas
condiciones otorgan una personalidad especial al café costarricense.
2. Probar comida local en una
soda
Como en casa.
Así se come en las sodas, pequeños restaurantes familiares que sirven generosos
platos típicos a buenos precios. El arroz es el ingrediente más utilizado en
las cocinas ticas; así, entre las recetas más populares del país está el Gallo
Pinto a base de arroz y frijoles negros, o los tamales, preparados con harina
de maíz, arroz, carne de cerdo, frijoles y verduras. Un buen lugar para
probarlo es el Mercado Central de San José.
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