Boracay
es una pequeña isla de 9 kilómetros de largo por 1 kilómetro de
ancho que se encuentra en el conjunto de islas denominados las
Bisayas. Las playas son de las más hermosas: arena blanca, palmeras,
agua transparente y una temperatura ideal. Un verdadero paraíso en
la tierra.
La
isla de Boracay se extiende de sur a norte. La zona más turística
de la ciudad se encuentra a lo largo de la White Beach, sobre
la costa oeste de la isla. Aquí está la mejor playa y la que
ofrece, por su ubicación, increíbles atardeceres. La White Beach
se divide en 3 estaciones de embarcaciones, desde donde parten
excursiones.
La
isla de Boracay se encuentra a unos 400 kilómetros de Manila, a una
hora de vuelo desde la capital de las Filipinas. Una vez en tierra,
hay que navegar unos 30 minutos adicionales hasta Boracay, a bordo de
un barco autóctono sin quilla que permite descabalgar a los clientes
a pie de playa, frente a los resorts situados en la White Beach o
Playa Blanca. Esta playa inconmensurable, de cuatro kilómetros de
largo, está considerada por como una de las mejores playas del
mundo.
Está
sitiada por una barrera de árboles tropicales, predominantemente
palmeras, que albergan los hoteles. Hay aproximádamente unos 300
alojamientos de toda índole y precio en la isla, pero los de primera
línea disponen de unas fantásticas vistas.
Todo
y la pequeña superficie de la isla, de poco más de 10 kilómetros
cuadrados de superficie, y de contar con una playa de cuatro
kilómetros, Boracay tiene otras características especiales. En la
vertiente este, la playa de Bulabog es famosa por su viento, que
puede alcanzar los seis nudos, lo que la convierte en una de las
zonas del windsurf de Filipinas.
Su
población de unos 20.000 habitantes viven en tres pequeñas
comunidades: Yapak, al norte, Balabag, en el centro, y Manoc-manoc,
al sur. Su envoltorio son doce playas de arenas blancas y en el
interior una serie de caminos que conducen a bosques y selvas
tropicales.
En
los primeros meses del año se celebra también el Ati-Atihan, un
festival dedicado al niño Jesús donde se mezclan los ritos paganos
de los atis con la religión cristiana traída por los misioneros
españoles en la época colonial. Además de las misas y las
procesiones por las calles, es también un desfile de coloridas
tradiciones indígenas, de bailes guerreros, de música y de
máscaras. El resto del año la vida cultural de la isla es más
tranquila, pero no por ello inexistente. Al norte de la White Beach,
la familia Tirol, una de los clanes más emblemáticos de Boracay,
abrió un pequeño museo privado que conserva antigüedades chinas y
malayas y objetos de la vida popular; mientras que una visita al
museo Kat Tir puede significar el primer acercamiento a las
tradiciones y costumbres filipinas.