El otoño es la época de la berrea
del ciervo común (Cervus elaphus), un sonido gutural que
emiten los machos. Es el momento donde podemos escuchar este fenómeno
de la naturaleza que año tras año se repite desde mediados de
septiembre hasta mediados de octubre. Durante este período los
machos se disputan las hembras y crean sus propios harenes, berreando
constantemente y marcando el territorio con secreciones glandulares y
de orina y rascando los troncos con la cornamenta. En la época de la
berrea los individuos dominantes desarrollan una intensa actividad
para mantener unido el harén. Por lo tanto, durante esta época no
paran de perseguirse y luchar con el resto de machos competidores, lo
que les acaba provocando un desgaste notable al final de la temporada
del celo.
Por todo ello, los cuernos se han
estado desarrollando durante el verano, adquiriendo mayor tamaño,
longitud y número de puntas a medida que avanza la edad del
ejemplar. En otoño los cuernos pierden la piel protectora que las
recubre (el terciopelo), que los machos se encargan de hacer
desprender rozando la cabeza contra los troncos de los árboles.
Durante toda la época de reproducción, los machos no se alimentan y
pasan todo el día luchando entre ellos o copulando con las hembras
que se hayan ganado, por lo que no es extraño que muchos mueran de
hambre y puro agotamiento si el año ha sido malo y no han acumulado
reservas suficientes para el invierno. Esto suele afectar en mayor
medida a los individuos jóvenes, que suelen terminar la estación
sin reproducir, derrotados por animales de mayor edad y fuerza.
Debido a esto, la esperanza de vida media para los machos de esta
especie es de sólo 5 o 6 años, aunque si les va bien pueden llegar
a los 20. A veces, dos machos quedan pegados y mueren por no poder
separarse.
Los machos más jóvenes y los
individuos más dominados, se esperan hasta el final de la berrea
(momento en que los ejemplares dominantes están muy desgastados)
para cubrir alguna hembra tardía. Hay que tener en cuenta que el
celo de las hembras tiene una duración muy corta, siendo receptivas
sólo durante 24 horas. Si no se produce la fecundación, la hembra
vuelve a ovular 18 días después. Hacia mediados de octubre, la
intensidad del celo de los machos se reduce y las hembras comienzan a
abandonar los harenes para volver a juntarse con otros hembras hasta
el otoño siguiente.
Las demostraciones de poder de los
machos incluyen las berreas y luchas rituales, en las que utilizan su
cornamenta. Los territorios preferidos son donde las hembras tengan
que beber o alimentarse.
Durante todo el año los machos
permanecen solitarios o en pequeños grupos. Llegada la época de
celo de las hembras, los machos se concentran en determinados lugares
donde las reclaman con sus bramidos y las cubren. Es el único
momento en que machos y hembras conviven juntos. El resto del tiempo
las hembras forman pequeños grupos con sus crías dirigidas por una
hembra vieja que establece una rígida jerarquía entre las demás.
Esta es la encargada de desplazar y detener el grupo y elegir los
lugares de descanso y de comida del rebaño.
Las hembras preñadas durante el
otoño paren una cría, raramente dos, 8 meses después, a comienzos
del verano entre los meses de mayo y junio. Los cervatillos pueden
levantarse y seguir a su madre poco después de nacer, pero ella
suele esconderlo entre la vegetación del bosque y acudir
regularmente para amamantar, lo que hacen hasta los 3 meses. A los 2
años las hembras ya son adultas, mientras que los machos alcanzan la
madurez a los 3, pero tardarán unos años más poder vencer la
resistencia de los veteranos y aparearse.
Curiosamente, los cuernos,
protagonistas de las luchas de la berrea, es una característica
propia de los cérvidos actuales, ya que sus antepasados más remotos
no tenían la misma. La consecución de estas astas es un extraño
caso evolutivo, ya que los ciervos la pierden y renuevan anualmente,
lo que supone un gran esfuerzo metabólico. ¿Por qué una vez
alcanzada esta magnífica cuerno, el animal no la mantiene a lo largo
de su vida sin mudar? Es un enigma aún sin resolver y, desde el
punto de vista energético, constituye un claro despilfarro, algo
poco habitual en el reino animal. La renovación y pérdida de los
cuernos se produce en los meses de marzo y abril. Pocos días
después, comienza a crecer el nuevo cuerno, lo que supone un
esfuerzo para el ciervo que, durante los cuatro o cinco meses de
formación, tiene que asimilar varios kilos de sales cálcicas y
fosfóricas. Los cuernos crecen recubiertos de una piel muy
vascularizada y sedosa denominada terciopelo. El mes de julio, el
cuerno alcanza su tamaño máximo y el alto nivel de testosterona en
la sangre hace que el terciopelo se quede sin irrigación sanguínea
y, por tanto, muera. Para ayudar a su caída, el animal se frota
contra los árboles. Las hembras no tienen cuernos.
El mejor momento del día para
observar la berrea y las luchas de los machos son las primeras horas
del día y al atardecer.
RECOMENDACIONES durante la berrea del
ciervo en la Sierra de Boumort
- Antes que nada hay que tener en
cuenta que nos encontramos en un momento vital para la especie y por
tanto tendremos que extremar las precauciones con el fin de
interferir lo menos posible con la actividad de este ungulado.
- Procurar siempre que ir con el
máximo silencio.
- Circular siempre por las pistas
principales y no la abandone para acercarse a los animales, por qué
notarán su presencia, dejarán de bramar y huirán.
- Le recomendamos que busque un punto
donde haya una elevada actividad de brama y realice una espera en
silencio, de esta forma será más probable que haga alguna
observación interesante.
- Llevad prismáticos y telescopio
terrestre para facilitar la observación. También puede llevar una
guía de identificación de aves y de mamíferos.
- Es importante disponer de un
vehículo todo terreno para realizar según qué recorridos.
- Debido a la mayor afluencia de
visitantes a la Reserva últimamente también ha aumentado la
cantidad de desechos que se dejan en la montaña. Por este motivo, es
necesario hacer un llamamiento al civismo para que las actividades
que se llevan a cabo sean sostenibles con el medio natural.
- No se recomienda el excursionismo
sin ningún guía durante esta época.
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