Próximo
a la ciudad peruana de Ica y al borde de un cálido desierto, se
encuentra el oasis de Huacachina, el único oasis que existe en
Sudamérica. Las aguas verdosas de su laguna y los frondosos árboles
contrastan con la aridez de las dunas de arena que lo rodean.
Una
leyenda cuenta que el oasis se formó con las lágrimas de una
hermosa joven de cabello negro y profundos ojos verdes, desconsolada
por la muerte de su amado, un valiente guerrero inca. Los lugareños
aseguran que en las noches de luna nueva aún se pueden escuchar los
lamentos de la muchacha. De aquí proviene el nombre de la laguna:
“huaccac china”, que en quechua significa “llanto de mujer”.
Desde
principios del siglo XX, el oasis de Huacachina se ha convirtido en
un lugar de visita obligado de turistas y viajeros, en parte
favorecido por su clima agradable, su ubicación y su extraordinaria
belleza. Cuenta con numerosas casas y hoteles, además de toda la
infraestructura necesaria para hacer de Huacachina un exclusivo
balneario para unos días de descanso.
El boom turístico del
oasis de Huacachina tuvo lugar hacia la década de 1950. El balneario
era visitado por personajes nacionales e internacionales, artistas y
gente de la alta sociedad, atraídos por la posibilidad de disfrutar
de un paisaje extravagante sin correr riesgo alguno para llegar
hasta. El oasis se encuentra a poca distancia de la ciudad de Ica.
El
turismo de aventura ha servido para hacer resurgir el interés por el
oasis de Huacachina. En la actualidad, el lugar es visitado por
turistas de todo el mundo, que llegan hasta el oasis con sus
vehículos 4x4 para practicar el sandboarding, es decir, surfear en
las enormes dunas con tablas especiales para la arena.
Sin
duda, el oasis de Huacachina es un paraje inolvidable que no debe
perderse en su estancia en el Perú.